La búsqueda del amor de pareja que nos acepte tal como somos y que nos ame bajo cualquier tipo de circunstancia no importando cuál sea esta esconde un factor psicológico que tiene su principal raíz en nuestros primeros años de vida.
Es común hoy en día encontrar a personas que se sienten frustrados con su pareja porque no es como ellos esperan que sea o no tienen comportamientos hacia ellos como les gustaría.
¿Te resulta una situación conocida? ¿Sentirte frustrado o frustrada porque tu pareja no llenó las expectativas que tú tenías de él/ella o porque no actuó de la forma en que a ti más te hubiera gustado?
idealizando a mi pareja
Esperar que tu pareja se comporte de la misma forma que lo hace esa imagen mental que tienes de él o ella es idealizar a tu pareja y hacerlo para que sea igual a la representación fantasiosa que tienes en tu cabeza está lejos de ser amor de verdad.
¿Por qué mencioné al principio que este tipo de comportamiento hacia tu pareja está estrechamente relacionado con tus primeros años de vida?¿cuál es el factor psicológico detrás de esta idealización?
Exigir un determinado comportamiento de tu pareja sentimental es, en realidad, una exigencia inconsciente hacia tus vínculos afectivos primarios que, en el caso de la mayoría, estos serían mamá y papá.
Yvonne Laborda, terapeuta humanista, se refiere a esto como «pedidos desplazados hacia la pareja», esto quiere decir: pedir inconscientemente a tu pareja sentimental lo que necesitabas cuando fuiste un niño o una niña y no te fue dado.
El hecho de no haber recibido lo que pedías y necesitabas siendo pequeño queda «guardado» en la psique del niño y, más adelante siendo adulto, ese pedido se desplaza a alguien más, esperando que ahora sea él o ella quien satisfaga esta necesidad irresuelta.
Un ejemplo de esto sería que tus vínculos afectivos primarios no te hayan prestado la atención suficiente que tú necesitabas siendo niño, por lo que esa carencia de atención quedó «registrada» en tu psique y, más adelante de forma inconsciente, siendo adulto, buscarás que alguien llene ese vacío de atención.
Por esta razón muchas personas idealizan a sus parejas con la ilusión de que estas se comporten de determinada manera (como yo hubiera querido que se comportaran conmigo siendo niño), y así ver sus necesidades al fin satisfechas.
La psicóloga Alice Miller afirma que el esperar te me amen y acepten incondicionalmente viene de tu necesidad infantil irresuelta de que tu madre o padre finalmente te amen y acepten como realmente eres, ya que de pequeño su amor hacia ti fue condicionado.
¿qué es el amor condicionado?
Si te cuestionas lo anterior entonces hazte las siguientes preguntas: ¿Fui amado y aceptado cuando, en lugar de brindarme afecto y respeto, me pegaban para que dejara de llorar o cuando me gritaban que me quedara quieto y no me moviera tanto porque incomodaba a todos? ¿Fui realmente amado y aceptado cuando, en lugar de hablar conmigo y saber si me encontraba bien o si necesitaba ayuda, me humillaban y me hacían sentir tonto porque no obtenía las mejores calificaciones escolares o cuando, en lugar de tenerme paciencia y dedicarme atención, me hacían sentir que mi presencia era un estorbo y era difícil estar junto a mí?
El amor incondicional es cuando una persona o niño es amado, respetado, validado y aceptado sin condición alguna.
De lo contrario, es un amor condicionado, porque el niño tenía que hacer y actuar como se le decía que lo hiciera para no incomodar ni enojar a sus padres.
Siendo adulto quizás piensas que estas actitudes de tus padres hacia ti, cuando apenas eras un niño, no fueron relevantes en tu desarrollo psicológico y emocional, por ende no hay consecuencias negativas de ello hasta el día de hoy.
De hecho, muchos hombres y mujeres se sienten agradecidos por este tipo de conductas y las consideran como algo que los ayudó a ser personas de bien.
Piensan: «Sí, me pegaban pero gracias a eso ahora soy una persona buena y educada».
Eso piensa el adulto, pero ¿y el niño? ¿qué pensó nuestro Yo de niño ante tales conductas abusivas? ¿qué pudo sentir ese niño o niña que necesitaba comprensión, amor y respeto cuando, en lugar de eso, recibió indiferencia, humillación, incomprensión, desatención o golpes?
Los niños piensan y razonan como niños y eso se olvida bastante.
Ese niño seguramente pensó: “¿Qué estoy haciendo mal para que mis propios padres no me amen? ¿No merezco respeto alguno porque ni mis propios papás me respetan? Si ni mamá ni papá me aman, mucho menos lo hará alguien más. Si ellos no me comprenden seguramente es porque lo que pienso y digo no tienen valor alguno. Es porque soy difícil de amar y de soportar que prefieren ignorarme y no pasar tiempo conmigo.”
El niño nunca piensa mal de su madre o padre, antes que eso va a pensar mal de sí mismo.
También comienza a sentirse culpable por no ser lo suficientemente bueno o digno de merecer el amor de sus padres.
"Es más fácil escuchar, respetar, dar voz y amar incondicionalmente a un niño que sanar a un adulto que no lo fue".-Yvonne Laborda
Todas estas carencias afectivas (falta de atención, respeto, validez, escucha, amor, caricias, etc.) buscarán ser satisfechas a lo largo de la vida a menos que se trabajen en una psicoterapia.
A cualquier precio buscas que alguien llene estos vacíos que surgen como consecuencia de haber prescindido de la atención, respeto, validez, escucha, caricias y amor incondicional de tus vínculos primarios.
Por esto muchas veces se es preso de relaciones con parejas tóxicas que, aunque sabes que no te hace ningún bien, no puedes dejarlas.
repito lo que no he sanado
La mente humana, desde la psicología, tiene mecanismos para mantenernos protegidos de recuerdos o situaciones que son potencialmente dolorosas y con esto busca que sea más soportable el haber sobrevivido a dichos acontecimientos.
El problema está en que estos recuerdos y experiencias que la mente consciente intenta reprimir para protegerte en realidad no se eliminan, solo se “esconden” y siguen estando allí e influyendo en la forma de actuar de las personas.
Y es que, siendo niño, muchas veces reprimías tus emociones y sentimientos por miedo a no sentirte amado si te mostrabas tal y como eras, ya que si llorabas, te movías mucho, te enojabas, te mostrabas descontento, no te comías algo porque no te gustaba, entones se mostraban descontentos y molestos contigo.
¿Acaso no estabas en el derecho humano de sentirte incómodo, triste o enojado ante ciertas situaciones?
De adulto, reprimes estos recuerdos porque es doloroso darte cuenta que, cuando más amor necesitabas, más rechazo recibías.
Por esto la mente elimina de tu consciencia todas estas dolorosas verdades sobre tu infancia y, de forma inconsciente, busca replicar una y otra vez la situación traumática o dolorosa con el único y exclusivo propósito de darle una solución, pero sin éxito porque aún permanece inconsciente.
ser consciente de tus sentimientos y emociones
No será hasta que hagas consciente y aceptes tus necesidades insatisfechas que logres hacer un cierre a esa situación que provocó tanto dolor.
Mientras permanezca inconsciente, con bastante probabilidad seguirás idealizando a tu pareja para que te de todo aquello que necesitabas recibir de tus vínculos primarios y no obtuviste.
Es importante (y sí, también doloroso) comprender que ese amor incondicional que necesitabas siendo niño o niña, no lo vas a encontrar en nadie más que en ti mismo siendo adulto. Ni siquiera tus propios padres te pueden brindar ahora ese amor.
Una parte del proceso para sanar las heridas emocionales es deshacerte de la idea de que puedes encontrar el amor incondicional en otras personas, en especial de tu pareja, porque ya no necesitas que te amen y acepten como tanto lo necesitabas cuando eras pequeño.
Ahora ese amor incondicional solo vendrá y será dado por ti mismo y de nadie más.
Cuando comprendes esto dejarás de buscar que tu pareja llene esos vacíos emocionales dentro de ti y dejarás de frustrarte porque no te ama como te hubiera gustado ser amado o te trate de la manera en que hubieras deseado ser tratado cuando eras un niño.
Recorrer este camino solo no es fácil, por eso contar con la ayuda de los profesionales de salud mental para darte un acompañamiento efectivo en este proceso es importante.
"Tocar al niño es tocar el punto más delicado y vital, donde todo puede decidirse y renovarse, donde todo está lleno de vida, donde se hallan encerrados los secretos del alma, por ahí se elabora la educación del hombre del mañana."-Dra. María Montessori